El Sanctus en la Misa
Por Dimas Antuña
Por Dimas Antuña
"Podemos
proyectar el Sanctus de la Misa sobre cualquiera de los dos esquemas
de la revelación: sobre el de Isaías o sobre el del Apocalipsis. [Ver la entrada anterior: 07/02/2014]
Si
lo proyectamos sobre el de Isaías, la Iglesia canta el Sanctus porque
no tiene labios inmundos. El carbón encendido, símbolo del Espíritu
Santo, tocó sus labios y fue quitada su culpa en el bautismo y limpiada
de su pecado en la Cruz. "Esto" tocó tus labios, es decir, el fuego en
el carbón encendido que es el Espíritu Santo de Cristo, o sea el
Espíritu Santo de Dios ardiendo en la Encarnación y la Pasión y
comunicado a la Iglesia en Pentecostés. Lo canta viendo ya realizada la
obra de Dios, no sólo la tierra está llena de su gloria, signo de la
Encarnación, sino los cielos y la tierra: Cristo ha sido glorificado.
Y pronuncia el Benedictus y
la aclamación mesiánica al Rey, Señor, porque se ha cumplido aquél: ¿A
quién enviaré? del Padre; y aquél ¿quién irá por nosotros? del consejo
de la Trinidad. Y saluda al enviado, al que viene in Nomine Domini siendo él mismo Señor, al que viene enviado del Padre y es Uno de la Trinidad.
Y
en los dos casos, ante la contemplación de la gloria que llena los
cielos y la tierra y que hace prorrumpir en el Sanctus eterno, el
Trisagio incesante; y ante la contemplación del Mesías, que viene en el
nombre del Señor, para cumplir la obra de santificación y redención,
canta: Hosanna, es decir, Dios salve en lo alto. Dios haga plenamente eficaz en nosotros su consejo eterno y no quedemos excluidos de él.
* * *
Y
lo mismo ocurre si proyectamos el Sanctus de la Misa sobre el Sanctus
del Apocalipsis. Tanto en el de la Misa como en el del Apocalipsis
cantan el Sanctus no sólo los serafines (como en Isaías) sino ahora lo
cantan todos: los cielos, ángeles, arcángeles, tronos, dominaciones… No
sólo las llamas de fuego sino los seres vivientes llenos de ojos. Y el
contenido del Sanctus de la Misa es el mismo (en cuanto al misterio)
que el del Apocalipsis, pues es la glorificación del Dios Omnipotente
que llena los cielos y la tierra de su gloria, el que era y el que es y
que viene.
En
este 'y que viene' (en vez de 'y que será') está precisamente el
misterio de Cristo: el ¿a quién enviaré? y el ¿quién irá por nosotros?
En ese 'y que viene', debido a ese misterio es que los cielos y la
tierra están llenos de su gloria, gloria manifestada no sólo en la
Creación sino también en la Economía, en la deificación.
Y debido a ese 'y que viene' y mientras viene y según viene, y 'hasta que venga' donec veniat, hasta que venga en gloria y majestad, plena y definitivamente, la Iglesia anta el Benedictus que es la aclamación mesiánica, el deseo de la recepción del misterio. Y canta el Hosanna,
deseo de que el tal misterio sea efectivamente para nosotros que lo
recibimos, es decir, que no seamos excluidos de él por falta de fe, de
vigilancia y de amor.
La
Iglesia canta el Sanctus de la Misa asociándose al Sanctus eterno de
los cielos, entre las dos venidas: entre la venida del que vino en
carne mortal, que el Padre envió y la Iglesia aclama en el Benedictus, y
la venida que esperamos como manifestación en gloria y majestad de su
venida primera, y que mostrará que 'el enviado' era Dios mismo, era uno
de los Tres, era el Dios que era y que es, y que viene: Santo y a la
vez Emmanuel".
Dimas Antuña
Estimado visitante, lo invito a escuchar el Sanctus de la Misa en estos videos
El primero es el de la misa solemne en la elección del Papa Francisco
http://youtu.be/Czxn7AYVkDc
Dimas Antuña
Estimado visitante, lo invito a escuchar el Sanctus de la Misa en estos videos
El primero es el de la misa solemne en la elección del Papa Francisco
http://youtu.be/Czxn7AYVkDc